¿Cómo aprenden a hablar los niños?

Es una etapa llena de aventuras, ¿no te parece?

Ver a un pequeño descubriendo el mundo, formando sus primeras palabras, es como ser testigo del despertar de una nueva mente.

Tú, como guía en su aprendizaje, juegas un papel clave.

Acompáñame y descubriremos juntos cómo ocurre este mágico proceso del lenguaje y cómo puedes estimular esos pequeños balbuceos hasta convertirlos en conversaciones.

El camino del balbuceo a las primeras palabras

Cuando un bebé llega a este mundo, lo primero que hace es llorar.

Pero tranquilo, esto es solo el comienzo de su capacidad para comunicarse.

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Desde sus primeros días, presta atención porque el sonido de tu voz es su primera clase de lenguaje.

Primero, es todo acerca del balbuceo.

Alrededor de los seis meses, comenzarás a notar que experimenta con los sonidos.

No es casualidad si crees escuchar un "mamá" o "papá" en medio de esos balbuceos, porque está practicando.

Y eso no es todo, aún hay más.

A medida que los bebés juegan con sonidos, empiezan a entender que pueden usarlos para comunicarse.

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Ya para su primer año, las primeras palabras empiezan a tomar forma.

Ahora sí, llegó el momento de festejar: ¡tu bebé está hablando!

Es vital hablarles constantemente; cuéntales lo que estás haciendo, lo que ven a su alrededor, incluso lo que sientes.

Todo esto enriquece su vocabulario y, ¡pum!, de repente te sorprenden con una palabra totalmente nueva.

Sabías que los bebés tienen la habilidad de distinguir todos los fonemas de distintos idiomas, incluso aquellos que no existen en la lengua que escuchan diariamente.

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Esto se va perdiendo con el tiempo, acotándose a los sonidos de su entorno lingüístico. Fascinante, ¿verdad?

Y si te estás preguntando sobre las diferencias individuales, ten en cuenta que cada niño tiene su ritmo.

Mientras que algunos son parlanchines desde temprano, otros observan y escuchan más.

Pero no te preocupes, porque más adelante te diré más sobre cómo estimular a tu pequeño comunicador.

Etapa de Ecolalia: El arte de la repetición

Seguro lo has notado, tu hijo empieza a repetir todo lo que escucha.

Es parte de la ecolalia, y es totalmente normal.

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Con esto refuerza su aprendizaje del lenguaje.

Te sorprenderá saber que, usualmente, esta etapa es más marcada alrededor de los dos años.

El papel del entorno y la socialización

¿Alguna vez te has fijado en la carita de tu bebé cuando interactúas con él?

Esa sonrisa, esa atención, te está diciendo algo: "Sigue hablando conmigo".

El entorno social es crucial para el desarrollo del lenguaje.

Imagina que eres un pequeño científico y cada conversación es un experimento.

Así es como tu bebé se siente todo el tiempo: probando y aprendiendo.

Cuando le cantas, cuando le lees un cuento, estás poniendo a trabajar su maquinaria lingüística.

La socialización también juega un papel importante.

¿Jugamos a la pelota? ¿A las escondidillas?

Cada uno de estos juegos es una oportunidad de oro para aprender palabras y su contexto de uso.

Además, en un juego, la emoción está presente, y eso marca a fuego el aprendizaje en sus cerebros.

Recuerda, no todos los niños son iguales.

Algunos necesitan más estímulo que otros.

Si te parece que tu hijo no está avanzando como esperabas en su lenguaje, no entres en pánico.

Habla con su pediatra.

A veces, pequeños ajustes en la forma de interactuar pueden hacer una gran diferencia.

Aprovecha cada momento de interacción, porque son como regalos para el desarrollo del lenguaje de tu hijo.

Por cierto, está comprobado que los niños expuestos a más de un idioma desde pequeños tienen mayores habilidades cognitivas y lingüísticas.

¡Es un mundo de posibilidades!

Importancia de la lectura en voz alta

Aquí va un dato curioso: leerle a tu hijo libros con muchas ilustraciones puede aumentar su vocabulario mucho más que los libros de solo texto.

¿Puedes creerlo? Las imágenes ayudan a asociar palabras con conceptos.

Así que, a tomarse el tiempo para mostrar y contar con ayuda de los libros.

Consejos prácticos para estimular el lenguaje

Entonces, llegamos al punto clave: ¿cómo puedes estimular ese torrente de palabras y frases?

Primero que nada, conviértete en el narrador de su vida.

Comenta todo, amplifica su mundo con descripciones y nombres.

Escúchalo con atención cuando intenta comunicarse y responde siempre.

La interacción es una calle de dos sentidos y cada vez que le respondes, le estás diciendo: "Tu voz importa".

Recuerda incluir en su día a día canciones y juegos que impliquen rima y ritmo.

Seguramente has notado cómo los niños disfrutan y se enganchan rápido con las melodías y las repeticiones.

Usemos eso a nuestro favor.

¿Qué tal si inventamos cuentos juntos?

Esa creatividad desbordante de los niños es un campo fértil para el lenguaje, así que pregúntale cómo terminaría una historia, o qué haría un personaje.

No subestimes el poder de la paciencia.

A veces será un poco frustrante para ambos, pero no hay prisa en la carrera del lenguaje.

Con amor y dedicación, cada palabra nueva será una victoria.

Rodea a tu hijo de una atmósfera rica en palabras.

Reúne a la familia, amiguitos, todos son partícipes en este viaje.

Un ambiente comunicativo es un semillero de habilidades lingüísticas.

Y por último, pero no menos importante, sé un buen modelo a seguir.

Los niños son excelentes imitadores y reproducen lo que ven y escuchan en casa.

Si tú te comunicas claramente, usas una gran variedad de palabras y te expresas con amor y respeto, mira, ellos harán lo mismo.

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