¿Por qué las cebollas nos hacen llorar?

Entiendo lo frustrante que puede ser, estás ahí, preparando una rica comida cuando, ¡zas!, las lágrimas comienzan a invadir tus ojos y todo por culpa de una cebolla.

¡No te preocupes! Estás a punto de averiguar por qué sucede esto y, lo más importante, cómo evitarlo.

¿Por qué lloramos al cortar cebolla?

Primero que nada, déjame decirte que las cebollas contienen una sustancia llamada sulfóxido de tiopropanal, que cuando se corta, se convierte en ácido sulfénico.

Es como su mecanismo de defensa natural. Cuando cortas la cebolla, rompes sus células y liberan este compuesto, que se combina con el aire y...¡bam!, se transforma en ácido sulfúrico, sí, ese que irrita tus ojos.

Pero, ¿sabías qué? Las cebollas acumulan azufre en el suelo, y eso les ayuda a crear estos compuestos.

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Cuanto más irritantes sean nuestras lágrimas, más azufre había en el suelo donde crecieron esas cebollas.

Casi como si lloráramos pedacitos de la Tierra, ¿no te parece curioso?

No solo eso, después de que la enzima entrase en contacto con el aire y se volviera ácido, este sube y alcanza tus ojos.

Tus ojos, como mecanismo de defensa, intentan diluir el ácido mediante lágrimas.

Aunque no lo creas, es tu cuerpo diciéndote "¡Hey, hay algo mal aquí!" y tratando de protegerte.

Y eso no es todo, aún hay más. La próxima vez que estés en la cocina, te acordarás de esto y, quizá, hasta le cuentes a alguien más por qué les lloran los ojos cada que parten una cebolla.

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¿Cómo evitar llorar con la cebolla?

No pasará mucho tiempo hasta que pongamos en práctica algunos trucos para dejar de formar parte de esa estadística llorosa.

Pero, a lo que nos truje Chencha, ¿cómo hacer para que las cebollas no te hagan llorar? ¡Tranquilo!

Tengo unas tácticas súper útiles que van a cambiar tu vida de chef casero.

¿Listo para decirle adiós a las lágrimas indeseadas?

Primero te voy a contar sobre los lentes de protección, luego sobre el agua, y seguiremos con algunos tips más avanzados.

¡Y no creas que cortar cebollas rápidamente no tiene su ciencia! Pero primero, vayamos a lo básico.

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Usar lentes de protección

Podría sonar exagerado, pero ponerte un par de gogles de natación te puede salvar de la lucha contra los vapores de cebolla. ¿Por qué?

Bueno, porque actúan como una barrera física entre tus ojos y los gases que suben directo a atacarte.

Aunque te veas un poco raro, tu comodidad valdrá la pena.

Cortar la cebolla cerca de agua fría

Otra técnica que puedes probar es cortar tu cebolla bajo el grifo o cerca de un recipiente con agua fría.

Aquí la clave es que el agua absorberá parte de los gases antes de que lleguen a tus ojos. Como un escudo líquido, ¿te imaginas?

Congelar la cebolla antes de cortarla

Te doy otra: congela la cebolla unos 15 minutos antes de cortarla.

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Con esto, disminuirás la velocidad de la reacción química y, por lo tanto, la cantidad de ácido que se forma.

Así te aseguras de que, al menos, el chorro de lágrimas sea menor. ¿No habías pensado en eso, verdad?

Usar trituradores automáticos para hacerlo más rápido

Si la tecnología está de tu lado, ¿por qué no aprovecharla?

Un procesador de alimentos o un triturador automático puede ser tu mejor aliado.

Reducirás el tiempo de exposición ¡y tus ojos lo van a agradecer!

Mejorar la agilidad con el cuchillo para cortarla mucho más rápido

Por último, pero no menos importante, está perfeccionar tu técnica de corte.

Tener un buen cuchillo bien afilado y mejorar tu habilidad puede ser definitivo.

Cuanto más rápido cortes, menos tiempo tendrán esos vapores para hacerte llorar. ¡Las lágrimas serán de emoción al ver tu destreza!

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